Es una de esas cualidades extrañas que no todo el mundo tiene. Un don lo llaman. Pero no siempre es agradable. Te metes en cada lío por esa capacidad que tienes… Lo confieso, soy un tipo de lo más normal. Me ignoran hasta las puertas automáticas.
Pero tengo un don. Voy a una fiesta, a cualquier tipo de fiesta y me transformo, me desdoblo. Soy capaz de estar sentado y bailando al mismo tiempo. Me veo y no me reconozco. Es algo muy extraño. Una sensación rara me recorre de pies a cabeza. Me veo ahí, en medio de la pista, tan salido, dando brincos de aquí para allá al ritmo de la música y me entra un profundo sentimiento de extrañeza. No lo puedo remediar.
Es normal divertirse, disfrutar, lo sé. Y, sin embargo, daría lo que fuera por no verme a mi mismo tan desgarrado como me siento sobre una pista de baile, tan ridículo. Y lo peor es que creo que todos se dan cuenta, lo saben, mira qué bicho tan raro, …
Varios sicólogos con los que he consultado me han hecho ver que es simplemente un problema de timidez extrema. Me dicen que en determinados casos enfermizos como el mío esa extrañeza puede incluso a generar un yo externo acusador. No sé. Mira que son complicados los sicólogos. ¿Yo, un tipo con doble personalidad?
Como tratamiento me han sugerido un tipo de fiestas más intensas, más totales, más desinhibidas. Y el caso es que creo que voy a hacerles caso. Tengo pensado asistir a la despedida de soltera de una antigua amiga de colegio. Creo que será una despedida en barco. ¿Qué no inventará la gente?
Comment (0)